Nurgle es el dios de la putrefacción y la enfermedad, dios de la corrupción física y la decadencia.
Los mortales acuden a Nurgle para librarse de las enfermedades, el hambre, la muerte y la desesperación, y el gran padre los recompensa con infestaciones y plagas atroces, aunque los libera del dolor y de la muerte, se convierten en los portadores de plagas y extienden el poder de Nurgle por la galaxia.
El Libro de Nurgle
La muerte es lo único omnipresente en los dominios del hombre y con la muerte viene la decadencia.
Nurgle es la representación viva de la enfermedad y el deterioro, las fuerzas de la naturaleza que ponen freno al progreso y a la evolución.
La naturaleza humana alberga el sentimiento de dejadez que invade a las personas y las corrompe.
Nurgle ofrece poder a todos aquellos que sueñan con ver a la humanidad desmoronarse.
Es el Señor de la Podredumbre y sus sirvientes contagian por doquier las enfermedades con las que han sido bendecidos por su purulento señor.
Aun así, Nurgle también representa la superación de todas estas enfermedades y el cumplimiento del eterno ciclo de la vida. El deterioro es tan inevitable como lo es el renacimiento. La forma que puede adoptar el ser renacido, no obstante, dista mucho de lo ideal y, siempre que esté implicado Nurgle, esta forma resultará repugnante para el hombre.
Nurgle tiene la apariencia más horrenda de entre los dioses del Caos. Su abotargado cuerpo es el hogar de la más extrema y extraña corrupción y su piel está cubierta de pus y llagas. Insanos nurgletes retozan por las heridas abiertas de Nurgle, su padre, y se carcajean enloquecidamente de los males infligidos a los humanos.Los servidores de Nurgle padecen tanto sufrimiento con los «regalos» de su señor como beneficio obtienen de ellos. Estos regalos adoptan la forma de diferentes enfermedades que, aunque son muy útiles para extender las plagas de Nurgle, también pueden acabar con la vida de sus portadores. Muchos servidores de Nurgle imploran a este que les cure de las enfermedades que los atormentan y enloquecen y que tan alegramente le pidieron ayer; pero él se rie de ellos y les otorga más y más enfermedades.
El poder de Nurgle dentro del Panteón de los cuatro está ligado a sus actos entre los humanos: cuando una plaga se extiende por todo un sistema, Nurgle ve aumentar su poder frente a los demás dioses. Su poder es tan grande que son pocos los que resistirán una de sus plagas. Las plagas, además, nunca pueden erradicarse por completo, así que sus virus se extenderán hasta otro lugar, al que se desplazarán las legiones de Nurgle para asegurar que la enfermedad florezca de nuevo.El único que puede oponerse a Nurgle es Tzeentch: el cambio y la evolución. Ambos dioses se odian mutuamente y ocurra donde ocurra un conflicto entre ellos solo hay una cosa segura: el sufrimiento hará acto de presencia.
Guardia de la Muerte
Cuando Horus marchó para atacar al Emperador, La Legión Traidora de la Guardia de la Muerte quedó perdida en la disformidad durante muchos días. Durante este tiempo, una misteriosa enfermedad contagiosa empezó a propagarse de nave en nave. Finalmente, incluso Mortarion resultó infectado. En su delirio, el Primarca pidió a los Poderes del Caos que les salvaran. Las súplicas febriles de Mortarion fueron escuchadas por Nurgle, y Mortarion se convirtió en un Paladín de Nurgle.
Typhus el Viajero
Cuando Mortarión, primarca de la Guardia de la Muerte, se alió junto con toda su legión con las fuerzas del Señor de la Guerra Horus contra el Emperador de la Humanidad, desconocía el precio que tendría que pagar por aquella traición. Sin embargo, uno de los guerreros de la Guardia de la Muerte lo sabía muy bien. Se llamaba Typhon y lo habían reclutado (al igual que a muchos otros de las fuerzas de Mortarión) en el mundo salvaje de Barbarus, donde creció el primarca. Barbarus era el hogar no solo de hombres, sino también de los inhumanos gobernantes que vivían a su costa.