Este soldado de la Guardia de los Pantanos forma parte de la 3ª compañía del 83º regimiento, tal y como se indica por los numerales que lleva pintados en la hombrera izquierda. Los drookianos no suelen utilizar marcas de unidad más bajas que el nivel de la compañía, pues mantienen una organización fluida adecuada a su condición de infantería ligera. Lleva el skelt tradicional de su familia, cuyo diseño es el de los Breneks y su gran familia formada por los hombres y oficiales del 83º.
Este soldado en particular va equipado con un respirador Mark VII tipo Armageddon, que se distribuyó entre los regimientos destinados a Amistel Mayor al inicio de la Decimotercera Cruzada Negra. Los respiradores resultaron ser solo una defensa limitada en contra de la virulenta inmundicia que los seguidores del Dios de la Plaga desataron al invadir aquel mundo, aunque sin duda se habrían perdido muchísimas más vidas sin no hubieran contado con ellos.
Procedentes de Drook VI, en el extremo norte del Segmentum Obscurus, la Guardia de los Pantanos es un regimiento predominantemente de infantería ligera, pero sus escuadras de caballería montadas en rekhorn son conocidas por sus habilidades de infiltración y exploración. El mundo natal del regimiento se encuentra recubierto casi en su totalidad de ciénagas y pantanos envueltos de niebla y solo existe presencia imperial en un puñado de ciudades, de modo que la población se rige prácticamente según sus propias leyes, excepto cuando, una vez por generación, se les llama para reclutar hombres para la Guardia Imperial.
La gente de Drook vive por el honor del nombre de su familia y ven a todo extranjero como a un enemigo que apenas tiene derecho a seguir respirando. Las familias libran una guerra constante entre sí, realizando incursiones en los territorios ancestrales de sus vecinos, cometiendo asesinatos y saqueando todo lo que pueden llevarse a lomos de las bestias de monta peludas llamadas rekhorns.
La masa de un regimiento de la Guardia del Pantano de Drook consiste en una línea de infantería estándar, que suele destinarse a aquellas zonas en las que pueda emplear sus habilidades naturales. Los soldados de mayor habilidad y a menudo más violentos se utilizan como hostigadores, exploradores e infiltradores. Los comisarios destinados a los regimientos de Drook han descubierto que la mejor manera de motivar sus cargas desenfrenadas es aprovecharse de su odio hacia los extranjeros, identificar al enemigo con un clan enemigo y, en caso necesario, contarles que han insultado de forma imperdonable a los antepasados del regimiento. Las unidades montadas de Drook suelen emplear tácticas basadas en una infiltración rápida y silenciosa, seguida de un asalto mortífero si todo apunta a su favor. Sin embargo, según se dice, la caballería de Drook no tiene fama de tener una disciplina de hierro ante un enemigo superior, de manera que suele dispersarse antes que arriesgarse a una confrontación en la que no tenga las de ganar. Este hecho ha provocado un alto número de deserciones en el pasado, de forma que nunca se utiliza un regimiento sin que este vaya acompañado de una buena proporción de comisarios.
La batalla del musgo del Traidor
Hacia finales de 448.M41, durante el decimoséptimo año de la cruzada del Señor de la Guerra Komanov en contra de la separatista Hegemonía Canis, las fuerzas imperiales se vieron muy presionadas y aisladas de todo apoyo logístico efectivo.
La Flota Imperial se había visto enredada en una misión de control contra los piratas y traficantes del Velo Opalino y las fuerzas de tierra de la Guardia Imperial se encontraron desprovistas de apoyo e incapaces de efectuar una reorganización oportuna. El Señor de la Guerra tenía que deshacer aquel punto muerto y la oportunidad apareció por donde menos se esperaba.
El 72º de Drook, bajo las órdenes del Coronel Woortan, se encontraba explorando el planeta de Aelian VII para preparar una ofensiva contra el sistema Aelian. La incapacidad de la Flota para perseguir a los piratas del Velo Opalino había estancado la ofensiva, lo que dejó al 72º aislado del cuerpo principal de la cruzada y obligó a los soldados a confiar únicamente en sus habilidades de supervivencia para atravesar aquel terreno. Pero entonces el enemigo, el XII Ejército de la Hegemonía Canis, se desplazó hacia Aelian VII.
La primera señal de que estaba a punto de sucederse una invasión planetaria se dio cuando una patrulla de caballería ligera de Drook se topó con una unidad de exploradores enemigos en misión de reconocimiento por las tierras bajas de la meseta central de Aelian. El Coronel Woortan ordenó aumentar el número de patrullas, pero les dio instrucciones de solo observar al enemigo a distancia porque necesitaba descubrir qué era lo que estaban planeando y no quería revelar la presencia de su reducido ejército hasta haber medido la fuerza de su enemigo. Woortan se dio cuenta de que, si podía atraer al enemigo hacia Aelian, sobre todo a las zonas pantanosas que rodeaban las bajas llanuras de la meseta, podría usar las habilidades superiores de su ejército para mantener ocupado al enemigo hasta que llegara la cruzada y les diera el golpe de gracia. También era consciente de que sus hombres no tenían muchas posibilidades de tener éxito a menos que contaran con la ventaja de determinar la hora y el lugar de la batalla. Woortan ordenó capturar a una patrulla enemiga y, tras los debidos y brutales interrogatorios, usó los códigos de identificación que había sonsacado para garantizar que el aterrizaje enemigo se produjera en la zona que él eligiera.
La zona que Woortan eligió fue una enorme cadena de pantanos y ciénagas que más tarde llegaría a conocerse como el Musgo del Traidor y el ejército de la Hegemonía Canis cayó en su trampa. Mientras la Guardia del Pantano tomaba posiciones en las ciénagas, el enemigo empezó su desembarco. Los descomunales transportes de tropas aterrizaron sobre las señales luminosas que les habían capturado a los exploradores. Cada una de las naves portaba cientos de hombres y de tanques. Cuando la primera tocó tierra, se hizo evidente que el suelo no podría soportar el peso pantagruélico de la nave de desembarco y, cuando esta empezó a escorar para luego hundirse en la tierra blanda, el resto de naves trataron de alterar su curso. No obstante, los vectores de aproximación ya estaban fijados y la gran masa e inercia de las naves de tropas hizo que les fuera imposible alterar su rumbo a tiempo. En cuestión de minutos, las naves de desembarco se quedaron atascadas en el lodo y sus pasajeros trataron desesperadamente de escapar. Cuando las tropas enemigas intentaron salir de sus naves condenadas, el 72º los atacó. Emergieron de los pantanos como apariciones y abatieron a cientos de sus enemigos desorganizados. La Guardia Montada del Pantano cargó a través de la niebla mientras los retrorreactores de las naves vaporizaban los pantanos, aniquilando sin piedad a los separatistas con sus lanzas de caza. En menos de una hora, los soldados enemigos que no habían sido atravesados por los nativos de Drook huían por los pantanos en desbandada ante aquel feroz ataque. En menos de una semana ya los habían alcanzado a todos y los que no murieron fueron llevados como prisioneros ante la presencia del Señor de la Guerra Komanov cuando llegó la cruzada tres meses después.
Dicha hazaña pasó a los anales de la Cruzada Canis por haber conseguido afianzar las tropas imperiales en los sistemas interiores de la hegemonía y por conducir a la victoria del Imperio siete años más tarde. El 72º había conseguido un índice de muertes entre el enemigo nunca antes alcanzado por ningún regimiento drookiano. En la Batalla del Musgo del Traidor, menos de 900 Guardias del Pantano aplastaron a una fuerza de más de 20.000 separatistas, lo que hizo que el Coronel Woortan obtuviera el mando de todo un contingente de batalla como recompensa por aquella victoria.