Después de la Batalla de los Ocho Puntos, la Alianza de los Dioses, había fracasado por completo. Sigmar comprendió que necesitaba de un plan mayor, si quería acabar con el poder del Caos, en los Reinos Mortales.
Encerrado en sus pensamientos, un día alzó la vista y vió la luz en la que Dracothion lo encontró. Era el núcleo del Viejo Mundo atravesando la oscuridad.
Esta imagen le trajo a su mente una idea, si esta luz podía realizar tal proeza, era debido a su componente mágico.
Así pues, lo tenía claro, dado que la Alianza no funcionaba, centraría todos sus esfuerzos en el nuevo plan que estaba urdiendo.
Los Reinos Mortales quedaron a su suerte, y cada Dios y cada Reino se defendiese conforme pudiese.
Sigmar, se encerró por completo en el Reino de Azhyr. Para ello, cerró todas las puertas de los Reinos que condujeran a Azhyr menos una existente en el Reino de Aqshy.
Este portal contaba con una gran protección. se construyeron unas puertas para él, que impedía que nada demoníaco las atravesara.
Los Reinos Mortales se convirtieron en una extensión de los Reinos del Caos, y Archaon prefirió dejar para el final el lanzar un ataque contra Sigmar, para que de este modo su fuerza fuera imparable.