Cuando abres el envoltorio de tu máscara de látex nueva, te quedas impactado por su realismo y sus formas. Sabes que va a ser la compañera perfecta, de momentos muy divertidos, alrededor de multitud de fiestas.
Piensa que normalmente, restos de maquillaje, sudor o aceites pueden acumularse, uso tras uso. Y claro esta, las caretas son duraderas y resistentes, pero no indestructibles.
Si quieres preservar y conservar este fantástico producto, como el primer día y que sus detalles sigan igual de realistas, vas a tener que dedicarle algo de tiempo. No mucho la verdad sea dicha.
Elimina todo rastro de suciedad del interior de la máscara
Para ello utiliza un paño húmedo, esponja o similar. En caso de utilizar algún detergente que sea neutro. Límpiala siempre que puedas después de utilizarla.
Nunca guardes la careta mojada o húmeda, podrías favorecer el aumento de algún daño que ya tuviera o producirselo. Déjala secar sobre una superficie impía que permita su correcto secado.
Rellena la máscara
Cuando vayas a guardarla, rellénala con papel blanco. De esta forma mantendrá la forma original y no se deformará. ¡Ojo! el papel con el que la guardes tiene que estar sin imprimir, o tu careta acabará con letras impresas.
Si tienes una cabeza de espuma de poliestireno, sería genial. Es el lugar más adecuado para que descanse cuando no la estamos utilizando. No se te ocurra dejar objetos pesados sobre ella, o lo hecho no servirá de nada.
No utilices talco para que tu máscara siga igual. Ten en cuenta que es un irritante, y que puede ser nocivo al inhalar.
Presérvala en un lugar estanco
Trata de no tenerla expuesta al aire, o a contaminantes, como pudiera ser el humo del tabaco por ejemplo. En la medida de lo posible, almacenarla dentro de una caja o bolsa de plástico grande con un cierre de cremallera.
Por último el lugar donde la deposites, debe ser un lugar fresco, que no le de la luz del sol directamente.
Si tienes presente todas estas cosas, tu máscara será una longeva compañera de fiestas y celebraciones.