Día 0
A pesar de que algunos clamaban que los videntes solo estaban siendo alarmistas, nuestros peores miedos se han hecho realidad. Una gran horda está invandiendo nuestras tierras desde el Norte. El Conde Todbringer nos ha asegurado que la ayuda está en camino y que la amenaza, aunque peligrosa, será eliminada.
Nuestros corresponsales en Altdorf han enviado aviso de que el ejército del Emperador está preparado para partir. Algunos incluso han presenciado en persona el joven milagro de Valten, ¡que hay quien asegura que es el mismísimo Sigmar renacido! Aquí en el Colmillo de Ámbar tenemos nuestras dudas, pero le rezamos a Ulric para que sean injustificadas.
Aún estamos esperando informes de Kislev y de nuestros agentes en la ciudad de Erengrado. Cartas tempranas sugerían que la Zarina había retirado las tropas de la ciudad para apoyar la defensa de la capital. Tras los decorazonadores informes que aseguran que se han visto horribles guerreros descendiendo sobre Zundap, me temo que debemos esperar lo peor y aceptar que Erengrado ya ha caído.
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Día 1
Las temibles legiones del Señor del Fin de los Tiempos han caído sobre las tierras del Imperio sedientas de sangre y destrucción. Contra esta marea de barbarismo, los soldados de Boris Todbringer y sus aliados han empezado bien, manteniéndose firmes contra la primera oleada. En el interior de los resquebrajados muros de Wolfenburgo, los dispersos defensores han desperdigado y destruido las bandas de guerra de Archaón con fiera determinación, y en Ferlangen bandas de cazadores han cobrado un alto precio a las fuerzas del Caos que avanzan hacia la ciudad a través de los densos bosques. Sin embargo, ninguna de las dos fuerzas defensoras es capaz de aguantar por siempre y, según descienden sobre el reino más guerreros del Caos y bárbaros sedientos de sangre, la lucha se volverá aún más desesperada.
En Zundap y Bohsenfels, el combate ha sido sin duda enconado, y los guerreros de los Dioses Oscuros han sido contenidos a duras penas por los esfuerzos supremos de los hombres del Imperio. En Kurst, la presencia del tanque de vapor Von Zeppel, de dudosa fiabilidad pero gran movilidad, ha sido clave para mantener a las hordas del Caos a raya, pero se están extendiendo rápidamente unos perturbadores rumores según los cuales unos monstruosos cañones infernales se están acercando al pueblo para combatir contra la bestia mecánica.
Día 4
Nordland y Ostland están en llamas de Norte a Sur, pues las fuerzas de Archaón queman y saquean todo lo que encuentran en su camino hacia Middenheim. Decenas de millares de brutales guerreros, bestias deformes y monstruos terroríficos han caído sobre los valientes defensores del Imperio. Bajo esta oleada, las defensas imperiales se debilitan. En Zundap, los soldados del Conde von Raukov han sido obligados a retirarse hacia el Oeste, después de que sus posiciones fortificadas en el viejo molino de vapor hayan sido arrrasadas por poderosos ogros dragón y gigantes mutados. Lentamente, los cultistas, bárbaros y guerreros de los Dioses Oscuros están abriéndose camino a través de las ruinas de Wolfenburgo, aunque les están haciendo pagar con sangre cada metro que avanzan.
El bastión de Bohsenfels sigue aguantando. Al haber conservado el control de las catacumbas que se extienden hasta los cimientos del castillo, los defensores se parapetan ahora en las murallas para protegerse de los devastadores asaltos del enemigo. En Ferlangen el éxito inicial de los defensores está empezando a desaparecer en la memoria a medida que los cazadores de Nordland son obligados a retirarse hacia sus hogares, mientras que algunos se han visto obligados a retirarse aún más, hasta pequeños refugios en las montañas. Se espera que el campamento caiga pronto.
Pero aún más importante que todo esto fue una explosión en la caldera del tanque de vapor von Zeppel, que dejó la máquina de guerra inmóvil, lo que permitió a las fuerzas del Caos que atacaban Kurst lanzarse en incontables hordas, superando a los defensores. Kurst está ahora reducida a restos destrozados y humeantes, pues el peso del ataque del Caos aplastó a los que fueron lo bastante estúpidos como para mantenerse firmes en su camino.
Mientras tanto, lejos hacia el Noreste, vagos informes desde Kislev afirman que Garagrim Puñohierro y su hueste de Matadores han cruzado el Lynsk y están luchando duramente contra las bandas de guerra del Caos y las bestias que constantemente descienden hacia el Sur tras el avance de Archaón.
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Día 5
Una dura lucha sigue teniendo lugar dentro de las resquebrajadas murallas de Wolfenburgo, donde grupos de valientes soldados deambulan por las calles, atacando desde sótanos y edificios en ruinas para luego desaparecer de nuevo. Esta guerra de guerrillas ha retrasado el avance de las fuerzas del Caos considerablemente, ganando un tiempo precioso para los defensores que se encuentran en el Oeste.
En el Castillo de Bohsenfels se respira una extraña tranquilidad, con ataques esporádicos desde los bosques, mientras Melekh el Transformador reúne sus fuerzas para un ataque arrollador. Los gritos de aquellos que son sacrificados a Tzeentch suenan en los bosques durante la noche mientras el hechicero Melekh reúne más poder mágico con el que asaltar a las desafiantes tropas del castillo. Es poco probable que los defensores puedan resistr un ataque coordinado de las tropas del Caos.
Ferlangen se debilita, y los generales del Imperio deben decidir si enviar tropas frescas para reforzar su defensa, debilitando sus fuerzas en otras áreas, o rendir la ciudad (y muy probablemente Bohsenfels) a los invasores, retirándose para conservar los caminos a las montañas.
El combate en la zona de Zundap no cesa y la ciudad ha cambiado ya de manos tres veces a lo largo de los últimos días. Igual que ocurre con otras zonas en disputa, un esfuerzo coordinado por parte de los seguidores de Strykaar podría aplastar los últimos vestigios de resistencia.
Día 6
Mientras la lucha continúa en el norte del Imperio, las fuerzas del Caos están al borde de la victoria en muchas zonas en conflicto al tiempo que su número aumenta sin parar. En Wolfenburgo cada vez más guerreros se concentran en la ciudad en ruinas, mientras que el Castillo de Bohsenfels ha quedado aislado de cualquier posible ayuda externa. Ya es solo una cuestión de tiempo hasta que caiga.
Algo más lejos, los Hombres Bestia que se han desviado hacia el Bosque de Loren se han encontrado con una tormenta de emboscadas y trampas, diezmados por las flechas y filos de los Elfos Silvanos. Se rumorea que Orión está reuniendo a sus seguidores para amasar un ejército con el que aplastar a los invasores y expulsarlos de su reino sagrado de una vez por todas.
Los Reyes Funerarios han hecho grandes avances, con los ejércitos de Settra dirigiéndose desde Numas y Khemri hacia el Norte para reclamar las viejas tumbas alrededor de las Marismas de la Locura y hacia el Mar Agrio. Sin embargo, la resistencia crece mientras avanzan hacia el Norte y el Este. Los Goblins de los alrededores de Karag-Orrud se han enfrentado a los No Muertos en las estribaciones de las Montañas del Fin del Mundo, y los Orcos y las bestias procedentes del interior de las Tierras Yermas se han visto obligados a retirarse ante el terrible avance de las huestes funerarias.
En las oscuras junglas de Lustria, los Elfos Oscuros y sus bárbaros aliados han avanzado hacia el Sur más allá de Tlaxtla, luchando una guerra de guerrillas contra grupos de eslizones, poderosas bestias reptilianas e incluso la misma jungla. Los Slann están obligándose a sí mismos a despertar ante esta intrusión, y pudiera ser que solo fuera una cuestión de tiempo antes de que los Hombres Lagarto contraatacaran con fuerza. Hasta entonces, cada templo saqueado y cada altar profanado ayuda a la causa de los Elfos Oscuros.
Día 7
Después de luchar duramente durante siete días, el Conde von Raukov ha enviado aviso a las valientes bandas de guerreros de Wolfenburgo para que se retiren de la capital de Ostland. Unas pocas almas valerosas se están quedando atrás para continuar acosando a las fuerzas combinadas de Archaón, Feytor y Haargroth, poniendo trampas y tendiendo emboscadas a los más y más deformes seguidores de los Dioses Oscuros que inundan las ruinas de la ciudad. Abrumado por la increíble escala del ataque del Caos, el conde elector ha cedido su ciudad para trazar una defensa más estable en el Castillo de Lenkster y el puente que este protege. Al estar ya bien fortificado y reforzado, el tiempo extra que los defensores de Wolfenburgo ganaron para ellos hará que el bastión sea aún más difícil de tomar.
Por desgracia, mantener el Castillo de Lenkster podría no ser suficiente. Si Zundap cayera pronto, entonces las apresuradas defensas de Struhelspan difícilmente podrían resistir la marea de guerreros oscuros durante mucho tiempo, lo que permitiría a las fuerzas del Caos penetrar en el corazón de Middenland y acercarse a la capital de Hochland, Hergig.
Rodeados y asaltados desde el exterior y desde abajo, Bohsenfels podría no aguantar mucho más. La magia arcana liberada por Melekh El que Cambia las Cosas ha empezado a tener efecto, corrompiendo y mutando a los fieros hombres que guardan los caminos que desde el Norte se acercan a las Montañas Centrales. Sabiendo que tras ellos Ferlangen está igualmente presionado, los soldados de la fortaleza lucharán hasta la muerte, que puede no tardar mucho en llegar.