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Vampiros

Estos conocidos seres que se alimentan de sangre, están presente en la cultura popular actual de todo el mundo. Adorados, respetados y temidos por partes iguales, son criaturas fantásticas con un gran número de seguidores y fans.

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¿Qué es un Vampiro?

Un vampiro se trata de un muerto viviente, es un muerto pues su corazón no late, su piel está fría, no respira y no envejece. Se trata de seres inmortales, aunque se tengan que alimentar de sangre para mantener este status.

Etimología de los Señores de los Muertos

Podemos encontrar la inclusión del término “vampiro” dentro del Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, en el siglo XIX, concretamente en 1843. No obstante, en Europa se empezó a usarse en el siglo anterior.

El término vampiro proviene del término “vampire” del inglés y del francés, derivado de “vampir” del eslavo y del alemán, que al mismo tiempo vienen del polaco “wampir” que proviene del eslavo arcaico “oper”. 

El término “oper” proviene de lenguas indoeuropeas, es decir de antes de las lenguas que hoy conocemos en europa, fuertemente vinculadas con el persa y con el turco.

Oper así, significa a la vez “ser volador”, “beber o chupar”, “lobo” y también hace referencia a cualquier tipo de murciélago hematófago, que se alimenta de sangre. 

El término serbio wampira viene de wam (sangre) y pir (monstruo), pues según la cultura propia de Europa Central se trataba de un muerto que regresaba de entre los muertos para alimentarse de la sangre de sus seres cercanos.

Encontramos el uso del término en diversos idiomas dentro de salmos y otros libros de carácter religiosos, así como en varios relatos en el siglo XVI, lo que provoca en Serbia y Oltenia un aumento de prácticas de exhumación de cuerpos. 

Nombres de los vampiros

Según el folclore o la región podemos encontrar diferentes nombres de esta criatura, así como variaciones dentro de la misma lengua. 

La forma serbia «vampir» tiene paralelos en virtualmente casi todas las lenguas eslavas:

Características de Vampiros y Vampiresas

Las características de estas oscuras criaturas suelen variar según el folclore de cada región, siendo además la mayoría de estas características provenientes de la literatura, sobretodo de Drácula de Bram Stoker,  así como de cómics y videojuegos. 

En Grecia y Eslovenia, y otros pueblos de Europa del este, un cadáver era considerado vampiro si tenía uñas y dientes más largos que en vida, si el cuerpo parecía hinchado y le caía sangre de la nariz o la boca o incluso si poseía un aspecto más saludable que en vida. 

En Transilvania los vampiros eran flacos, pálidos y poseían uñas largas y colmillos largos y afilados. 

En Bulgaria y Polonia sólo tienen un orificio nasal y su lengua acaba en punta. 

En Rumanía los vampiros tienen la capacidad de transformarse en animales, aunque la forma que más adoptan es la de murciélago. 

Se sabe que los vampiros no se reflejan en los espejos ni tienen sombra, hecho que se usa para proteger casas. 

No soportan los símbolos cristianos, por lo que no pueden entrar en terrenos consagrados como iglesias. Son débiles ante las fuentes de agua al igual que la luz del sol. 

Modos de destruir a un vampiro

En los Balcanes hay registro de cazadores de vampiros, que podía tratarse de personas religiosas o descendientes de vampiros con el poder para detectarlos. 

Así también se pueden encontrar “kits” para matar vampiros para los viajeros de Europa del este. 

Clavando una estaca al corazón: seguramente el método más citado, generalmente de madera o hierro, variando la madera según la región. Prefiriendo fresno en Rusia y los estados bálticos, espino y en Serbia y Bulgaria y roble en la región de Silesia.

Decapitación: método preferido en áreas germánicas y eslavas del oeste, se creía que sin la cabeza el alma se alejaba más rápido del cuerpo.

Incineración completa: normalmente se quemaba el cadáver y se rociaban los restos con agua hirviendo.

Repetir el funeral: el cambiar el lugar de la tumba y rociar el cadáver con agua bendita podía acabar con el vampiro, método promulgado en los Balcanes y en Grecia.

Rituales de magia: en Bulgaria se concibe a los vampiros como espíritus malignos y hay rituales que los sellan dentro de botellas que contienen su alimento favorito, para atraerlo, e iconos, sean imágenes de santos, de modo que queda atrapado dentro de esta. 

Protección contra el Vampiro

Generalmente los métodos descritos para destruir a los vampiros sirven para que no se levanten de la tumba.

También se contempla en Grecia y Rodas poner una cruz de cera en los labios del cadáver así con una pieza cerámica con la inscripción “Jesucristo conquista”.

En Europa Oriental es frecuente introducir un diente de ajo en la boca, y en algunos casos en cada uno de los nueve orificios corporales, además de atravesarse el corazón con un un objeto punzante. En las zonas germánicas también podemos encontrar que se introducía limón en la boca del cadáver. 

Así mismo podemos encontrar diversos talismanes que protegen a un individuo de esta clase de seres, variando según la región, entre los que se encuentran el ajo, el espino, el azufre, los rosarios, agua bendita o las rosas silvestres.

Otros métodos frecuentes en Europa son esparcir semillas de mostaza o arena sobre el tejado de la casa a proteger.

En Sudamérica se deja al lado de las camas sal y tijeras de como modo de protección de estos seres. 

Orígenes del vampiro

Según como haya nacido el vampiro podemos catalogarlos en distintos tipos:

Desde nacimiento: En Rumanía el séptimo o duodécimo hijo cuyos hermanos mayores eran del mismo sexo tenía más probabilidades de nacer como strigoi, espíritu maligno en el idioma. O también aquellos que tuviesen marcas como el hueso sacro pronunciado, con mucho vello corporal y haber nacido encapuchado, con la bolsa placentaria en la cabeza.  Los nacidos en Sábado Santo también se decía entre los eslavos que había más posibilidades de nacer vampiro.

Por muerte prematura o violenta: en la Antigua Grecia, Bulgaria y Rumanía se creía que las personas que morían a corta edad o en circunstancias anormales se convertían en vampiro.

Por incumplimiento de rituales funerarios y religiosos: en la Antigua Grecia, Bulgaria y Rumanía se creía que si no se cuidaban los cuerpos según sus ritos específicos se convertían en vampiros. 

Como maldición por acciones criminales o sacrílegas: se decía que los vampiros se trataba de humanos o brujas que habían vendido su alma al diablo o que se habían rebelado contra la iglesia. Para evitar que se convirtieran en vampiros aquellos que cometen suicidio o eran excomulgados se les enterraba en suelo sacro.

Por mordedura de vampiro: seguramente el más extendido, según la cultura eslava al morir mordido por un vampiro, la víctima se convertía en uno. 

Historia de los vampiros

Desde la Edad Antigua podemos encontrar retales de leyendas de vampiros, siendo parte del folclore de mitologías des Egipto y Sumeria hasta las culturas indoamericanas. A lo largo de la gran mayoría de las primeras civilizaciones del mundo encontramos si bien no la figura del vampiro como tal, un prototipo o indicios de esta criatura. 

En la Edad Media, protagonizan mitos y leyendas relacionados con personas reales o con sucesos e identidades míticas con algún trasfondo real. Llegando a encontrar esta clase de relatos a lo largo de toda Europa. 

Durante la Edad Moderna se populariza el término latín vampirus y también hay múltiples publicaciones científicas e investigaciones sobre estos místicos seres con tal de destruir el mito de la criatura.  Durante los finales del siglo XVIII y los inicios del siglo XIX se populariza en la literatura. 

En la Edad Contemporánea la figura del vampiro se populariza como molde para personajes en la ficción tanto escrita, filmada o virtual. 

Según algunos autores, la figura del vampiro se crea desde tiempos inmemoriales sobre la sombra, los instintos más oscuros y primitivas del hombre. Siendo la encarnación del mal, representados de forma bestial y a menudo en conflicto con la religión.

El vampiro en la zoología

El murciélago hematófago es normalmente llamado científicamente vampiro, se trata de un murciélago que habita en una ámplia región de América del Sur y que se alimenta de la sangre de ganado bovino, equino o porcino. 

El vampiro en la medicina

Se relaciona a los vampiros con la anemia, la rabia, el carbunco o la peste. Así mismo también hay ciertas condiciones psiquiátricas relacionadas con la psicosis y la esquizofrenia que se han relacionado con el hecho de beber sangre, esta condición mental es normalmente llamada vampirismo.

El vampiro en la cultura popular

Los vampiros con el tiempo han pasado a formar parte de la cultura actual, apareciendo en múltiples series, películas y juegos de mesa, rol y wargames. 

También aparecen en los populares videojuegos de la saga The Witcher, basados en la saga de novelas Geralt de Rivia de Andrzej Sapkowski, donde los vampiros son una especie de dioses tremendamente poderosos, un personaje muy importante en la saga sería Regis (Emiel Regis Rohellec Terzieff-Godefroy).

Los vampiros son protagonistas en películas como Lo que hacemos entre las sombras, Crepúsculo, Underworlds, Van Helsing o Blade

Ejemplos de esto serían el juego de cartas Magic: el encuentro, llegando a mostrar varios tipos de estos. En Dungeons & Dragons (Dragones y Mazmorras) y otros juegos de rol del mismo estilo, podemos encontrarlo como poderosos enemigos.

Dentro de los juegos de rol también podemos encontrarlos como protagonistas de esta clase de juegos, cosa que podemos ver claramente en Vampiro: la mascarada donde debes ponerte en la piel de un vampiro y tratar de sobrevivir en la sociedad gothic punk.

En lo que a los wargames se trata podemos encontrarlo presente en el popular,  Warhammer Fantasy, su secuela Warhammer Age of Sigmar y en el juego de Mantic, Kings of War. Dónde es común que comanden, montados sobre pegasos o corceles, las hueste de no-muertos, formadas por zombies y otras clases de oscuras criaturas.

Así mismo dentro del mismo mundo de Warhammer Fantasy podemos encontrar un ámplio universo narrativo sobre estas poderosas criaturas, dónde se toma como base el folclore europeo para confirmarlo.