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Khorne, El Dios de la Sangre

Khorne es el dios de la sangre, de la violencia absoluta, un dios furioso con rabia asesina, cuyos bramidos de ira resuenan en el tiempo y espacio.

Los restos de sus seguidores y aquellos que mataron en su nombre forman su reino, su gran trono de sangre se encuentra sobre una montaña de cráneos, en una llanura de huesos con lagos y ríos de sangre.

Khorne aborrece la magia y busca destruir a sus enemigos con fuerza y habilidad marcial. Sus seguidores son guerreros feroces y sangrientos.

Khorne sólo desea masacres y matanzas, que fluya la sangre, y no le importa de dónde provenga, simplemente que la haya.

El Libro de Khorne

Cuando el hombre viajó más allá de Terra, el mensaje que transmitió a todas aquellas razas que se encontró no estaba compuesto por palabras de paz y hermandad precisamente: eran palabras de odio e ira.

Esta es la irónica tragedia de la humanidad: que el universo sin amigos que habita está tan determinado a destruirla como ella está dispuesta a destruirlo a él.

Khorne es la manifestación de esta actitud violenta e irracional del género humano. Es la representación viva de cada golpe, de cada muerte y de cada asesinato que la humanidad lleva a cabo.

El Dios de la Sangre se sienta en un trono de cobre que se erige sobre una montaña de cráneos: los restos de todos aquellos que han muerto y han matado en su nombre, puesto que lo único importante es que la sangre sea derramada, no a quién pertenezca. La pirámide de cráneos forma una isla en mitad de un océano de sangre: la esencia viva de todo aquel que ha muerto de manera violenta a lo largo de la historia.

Khorne es el dios del Caos dominante, puesto que él es la manifestación del sentimiento más común en el ser humano: la ira. Sus ejércitos están compuestos por los seres más valerosos, honorables y de mayor orgullo marcial; todos estos conceptos descansan a los pies del trono de Khorne. En todos los mundos descubiertos y conquistados por el Imperio existe un cuerpo armado. Desde el más pequeño punto defensivo hasta el mayor mundo fortaleza, los soldados se entrenan y combaten. Entre estos soldados nacen cultos para quienes la marcialidad lo es todo. El honor puede insuflar fuerza en el combate, pero no vale de nada ante Khorne, puesto que el orgullo se torna engreimiento en el Reino del Caos y de ahí solo queda un paso a la tiranía.

El Imperio del hombre está cegado por la guerra. En miles de mundos, lo único que persiguen billones de guerreros es la simple matanza. Es en mitad de este derramamiento de sangre donde Khorne encuentra a sus más fieles seguidores, puesto que, cuando la guerra ha despojado a un hombre de su decencia, su compasión y su humanidad, su alma está preparada para acoger al Dios de la Sangre.

Khorne es la antítesis de Slaanesh. El Dios de la Sangre se enfurece ante la decadencia y la lujuria del Príncipe de los Excesos. Mientras que un seguidor de Khorne conquista mediante la fuerza bruta, un seguidor de Slaanesh jugará con su víctima y gozará con cada estocada hasta que la víctima yazca exhausta a sus pies. Khorne tampoco tolera a Tzeentch, cuya hechicería encuentra cobarde y falta de todo ardor guerrero.

Devoradores de Mundos
De todas las legiones de Marines Espaciales creadas por el Emperador para reconquistar la galaxia durante la Gran Cruzada, ninguna era tan temida como la de los Devoradores de Mundos. El nombre de esta legión, que llevaba a cabo terribles asaltos, se convirtió en sinónimo de derramamiento de sangre y terror a gran escala. Los Devoradores de Mundos solo creen en una cosa: el derramamiento de sangre. El único propósito de su existencia es matar y derramar sangre en nombre de su dios.

Khârn el Traidor
Khârn se ganó su sobrenombre después de combatir junto a su legión contra los Hijos del Emperador en Skalathrax. Khârn prendió fuego a los refugios en los que se habían cobijado sus tropas para descansar del fragor de la batalla durante la noche. A continuación, Khârn se lanzó a las calles de las ciudades de Skalathrax para segar las cabezas de amigos y enemigos que más tarde depositaría al pie del trono de calaveras de Khorne.