La lammasu, lamasu, lamassu o lamasus, se trata de un ser divino que viene de la mitología mesopotámica, babilónica y asiria.
La Esfinge Mesopotámica y su similitud con la Esfinge
Podemos distinguir entre el shedu y la lamassu, pues el primero se trata del ser cuando se trata de un ente masculino y en el segundo caso cuando se trata de un ente femenino.
A parte de la morfología, el lamassu o shedu se parece mucho a la esfinge, cosa que nos da a entender que el mito sobre esta criatura pervivió en el tiempo hasta llegar a la civilización griega y a la egipcia.
En ambos casos se trata de criaturas divinas que entablan un cierto nexo entre lo divino y lo terrenal, al mismo tiempo se trata de una divinidad protectora en ambos casos, protegiendo las almas de los difuntos en Egipcio, y ciudades en Mesopotami y Grécia.
Finalmente, la que más resalta a la vista es su morfología, en ambos casos se trata de seres con cuerpo de león o toro, alas de águila y cabeza de hombre.
Historia del Lamasu
En la mitología el lamassu o shedu se trata de una genio celestial de Mesopotamia, así se le asocia debido a la figura del toro, relacionado con las corriente de agua lo que lleva a la fertilidad. Por la parte del hombre se le asocia inteligencia, y su larga barba divinidad.
Posee otros atributos que simbolizan la divinidad, como lo es la tiara con cuernos (representando poder) y unas escamas de pez en el bajo vientre y las alas de águila representan una relación con el Sol.
Se trata de seres que aúnan el equilibrio entre el cielo, la tierra y el agua, permitiendo a los hombres intermediar y los dioses. Se trata de espíritus del hogar, de modo que protegen al pueblo común.
Durante el período babilónico pasaron a ser los protectores de los reyes y se colocaban en las entradas de las ciudades o palacios. Los acadios los asociaban al dios Papsukkal, dios mensajero y guardián entre los acadios, a las lamassu y con el dios Išum con los shedu.
Para proteger casas, se grababan estas divinidades en tablas de arcilla y se enterraban debajo del umbral. En las entradas de palacios y ciudades a menudo se hacían grandes representaciones, normalmente a pares.
Con el paso del tiempo pasaron a ser motivos de decoración en los palacios neoasirios que pasarían a ser recogidos por el arte persa, mostrando algunas variantes en las entradas monumentales del centro ceremonial de Persépolis.
Dependiendo desde donde fueran observados daban una impresión u otra, si se mira de frente, parece que está quieto. Desde un lateral parece que esté caminando.
Oblicuamente aparece representado con cinco patas. Generalmente, estas representaciones son de un gran tamaño, llegando a medir 4’20m para denotar el poder de estas criaturas.
En la actualidad podemos encontrar restos de estas representaciones de toro alado, que se están perdiendo debido a la guerra civil de Siria, en museos de gran importancia como el Museo del Pérgamo en Berlín, el British Museum de Londres, el Met (Metropolitan Museum of Art) en Nueva York o Museo del Louvre en París.
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